CLICK HERE FOR BLOGGER TEMPLATES AND MYSPACE LAYOUTS »

sábado, 29 de noviembre de 2008

Mentiras piadosas

y asi fue como aprendi
que en historias de dos
conviene a veces mentir,
que ciertos engaños son
narcoticos contra el mal de amor

yo le queria decir la verdad
por amarga que fuera,
contarle que el universo era más
ancho que sus caderas,
le dibujaba un mundo real
no uno color de rosa,
pero ella preferia escuchar
mentiras
piadosas





J. S.

lunes, 24 de noviembre de 2008

Esas plazas.

Las plazas tienen eso de que sólo basta algun suceso, digamos significativo emocionalmente, para dejarlas marcadas. Aunque con el tiempo olvides porque fué importante tal o cual suceso en cualquier plaza, dificilmente olvidaras que en esa plaza pasó.
Por eso hiciste bien en elegir una plaza ajena, aún limpia de cualquier futura o pasada evocación.
Esta plaza era perfecta para una simulada conversación que puede ser al mismo tiempo un comienzo o un fin, dependiendo del punto de vista.
Aunque no miento, de vuelta prendí un cigarro, me puse los audifonos y camine deseando y si quieres confiado, de que aparecerias de pronto, a darle otro final a esa conversación, a marcar alegremente esta nueva plaza. Si bien encontre la pieza del audifono que como te conte se me perdió de pronto en el camino de ida a la plaza, no apareciste y me resignaba a eso justo
cuando Silvio gritaba en la parte más triste de "Mariposas".

domingo, 23 de noviembre de 2008

Malditos fariseos.

Hoy en la mañana venía en una micro de vuelta a mi hogar, sonriendole a la gente, que buscaba
con cara de molestia el origen del olor a alcohol que empezaba a llenar nuestro humilde transporte.

Yo precavidamente me sente bien atrás y considerando la curiosidad que implica que la micro iba con bastantes puestos desocupados, no hay razón para poner esa cara de censura e ir enojao.
Mejor levantese señora y cambiese de puesto.

El punto es que en medio de esta, digamos, sanción social una abuelita de esas que pareciera que las arrugas le derriban la cara pero que conservan firme los ojos claros, se sube cargando muchas bolsas que a su vez adentro tenian bolsas más pequeñas que como me enteraría despúes traían frutas y abarrotes varios, porque es Domingo y su hijo la va a ver..había que cocinar rico-me diría-.

Yo desde el último rincon de la E04, ví como la abuelita se sento con mucho esfuerzo y cuento corto, cuando se tenía que bajar, una de las bolsas madres, se rompe y caen las bolsas hijas al suelo ante la indiferencia de todos esos sancionadores sociales. A esas alturas ya me tenía que bajar entonces camine por el pasillo hasta donde estaba la señora, recogí las bolsas del suelo, le pedi las que llevaba ella y nos bajamos juntos. La acompañe hasta la entrada de su condominio donde el conserje -me dijo ella- la ayudaría.

Cuando la deje, me dijo "que egoista esta la gente", no sé en verdad si alguna vez no fué así. Despúes me llamo y saco el monedero, y yo " no no.. como se le ocurre, si me queda en el camino y bla bla " " llevate una naranjita entonces" y a mi que me encantan claro que acepte, además con este calor de mierda y la sed que traía, que mejor pago por no se como esos malditos fariseos que reclaman por todo y no hacen nada por nadie que no sean ellos mismos.

miércoles, 19 de noviembre de 2008

No se confunda lo que quiero.

No se confunda lo que quiero
con la inacción definitiva:

la vida es solo lo que se hace,
no quiero nada con la muerte.

Si no pudimos ser unánimes
moviendo tanto nuestras vidas,

tal vez no hacer nada una vez,
tal vez un gran silencio pueda
interrumpir esta tristeza,

este no entendernos jamás
y amenazarnos con la muerte,

tal vez la tierra nos enseñé
cuando todo parece muerto
y luego todo estaba vivo.


A callarse-P.N









PD: para la próxima, si que escribire algo yo.

sábado, 15 de noviembre de 2008

Carta a Mariana.

¿Qué película te gustaría ver?
¿Qué canción te gustaría oír?

Esta noche no tengo a nadie
A quien hacerle estas preguntas.
Me escribes desde una ciudad que odias
A las nueve y media de la noche.
Cierto, yo estaba bebiendo,
Mientras tú oías Bach y pensabas volar.

No creí que iba a recordarte
Ni creí que te acordarías de mí.
¿Porqué me escribiste esa carta?
Ya no podré ir solo al cine.

Es cierto que haremos el amor
Y lo haremos como me gusta a mí:
Todo un día de persianas cerradas
Hasta que tu cuerpo reemplace al sol.
Acuérdate que mi signo es Cáncer,
Pequeña Acuario, sauce llorón.
Leeremos libros de astrología
Para inventar nuevas supersticiones.

Me escribes que tendremos una casa
Aunque yo he perdido tantas casas,
Aunque tú piensas tanto en volar
Y yo con los amigos tomo demasiado.

Pero tú no vuelves de la ciudad que odias
Y estás con quien sabe qué malas compañías,
Mientras aquí hay tan pocas personas
A quien hacerles estas simples preguntas:

"Qué canción te gustaría oír,
Qué película te gustaría ver?
Y con quién te gustaría que soñáramos
Después de las nueve y media de la noche?".




Jorge Teillier.

miércoles, 12 de noviembre de 2008

Pañuelos blancos.

Pañuelos blancos a la orilla del puerto, despiden al barco que carga consigo a un marino,
que se marcha con la sensación de vacio, que va desde la garganta al estómago, lugar
en el que en este puerto estuvo su corazón, agigantado de sentir. Se le vacía el pecho
al ritmo de la marea, por la herida que le deja el miedo a la verdad. El miedo a saber la misteriosa
razón que lo empuja de nuevo al mar. Se lleva de consuelo, la alegría de la batalla aunque al final esta sea su derrota, su horrible derrota.

Pero tranquilo marino,no desespere, que las aves migratorias, siempre encuentran el camino de regreso... aunque no vuelvan a pasar por él.

sábado, 8 de noviembre de 2008

Será (1)

Será que no hicimos nuestra alguna canción
Que contara nuestra historia en tonos mayores.

Y que no tire piedras a tu ventana
Sólo para besarte a medianoche

Será que no hice un mapa en tu piel
Para saber donde están tus cicatrices.

Será que en tus pechos me dormía
Cuando te tenía que escuchar.

Y que calle lo que mi piel gritaba
Mientras no oía lo que tu voz decía.

Será que no te senté en la mesa del Domingo
Y que te escondí en las plazas y las flores.

Será que lo que guarde para mañana
De guardarlo tanto se pudrió.

Y que conté los momentos a tu lado
En segundos y no en besos, abrazos.

Será que te conocí la madrugada de un día 27
Y no marque el calendario.

Será que no soy quien pensabas.

Y que no brindamos por nosotros.

Será que la euforia de encontrarnos
De tanto arder se consumió.

Será que se van los amantes
Y sólo queden los amigos.

Ojala no, pero poco importa.

sábado, 1 de noviembre de 2008

La noche en que la conocí.

La noche en que la conocí estaban dando en la tele siete años en el Tíbet, yo la veía de reojo mientras esperaba la llamada de un amigo con el que saldríamos a echar a la suerte esa noche, no sé si será que la moneda cayó de canto, pero esa noche por primera vez la vi.

Es cierto que fue noche de viernes y botella de Ron –o de vodka, ya no sé- pero esa noche una minúscula parte del universo que tanto le intriga, se iluminó para mi, porque esa noche la conocí.

Y que importa que no buscara amor, sino el ruido de las olas que llaman a los marineros “que besan y se van, dejan en cada puerto una promesa y no vuelven nunca más” y que no conocía ni al dueño de la casa en que la vi, porque esa noche la conocí.

No sé que será del tipo en el que pensaba cuando “Nicolle” dijo y “Francisco” respondí. Pero desde esa noche el marino -en tu puerto- se queda junto a ti.