Me gusta la feria
llena de mis reinas y villanos
con corceles que posan en las fotos
tiñendo mi calle de arcoiris.
Me gusta la feria
con su malla de viejas frescas
con sus ramos de jovencitas maduras
con sus sacos de viejos verdes.
Me gusta la feria
donde busca la abuela el ingrediente
del paladar popular de la cazuela
con el perfume refinado de comino.
Me gusta la feria
con su anárquico griterío
desde la hora misma
en la que se cosecha la papa.
En ella
el oficinista vestido de domingo
y el obrero en tenida de obrero
son por fin uno solo, son el mismo casero.