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domingo, 5 de julio de 2009

Amores incompletos.

Pasó un auto por la calle y el ruido del motor nos entro por la ventana
como el ruido de la alameda a las siete y media de la mañana.

Así volví a la tierra a descubrir que estabamos los dos solos (al menos en lo sensorial)
con la luz apagada con un vaso en la mano, cargado de alcohol
cuyo nombre no me atrevo a recordar y un cigarro que en protesta
al abandono se apagó, con toda una fila de ceniza a cuestas.

¿Estas? Me pregunto con ese ácento tan provincial.

No le conteste, pero la mire, de tal forma que noto que estaba ahí.

Que bonitas son las noches así, vamos salgamos..

Seguí callado, pero nos paramos en un esfuerzo simultaneo, que nos dejo abrazados
como dos piezas de un puzle.

Creo que te empiezo a querer-¿de verdad ?- sí...

Entonces recitame, ese poema de Sabina, que habla del amor
cuando se terminá, porqué lo sé, te tendre que despedir.