Teníamos fuerte afición al vino
le rendíamos culto a los racimos de uva
y éramo arrogantes, crédulos
pendencieros
Preferíamos la muerte
a perder la libertad
Y llevábamos la alegría del amor
hasta las puertas del infierno
hasta desafiar a la misma muerte
desnudándonos en pleno combate
o agrandándonos las heridas recibidas
Y si veíamos en peligro la vida
de nuestras mujeres y la nuestra
nos dábamos muerte por gusto continuo
Y éramos tan arrebatado en la guerra
que jamás actuábamos de acuerdo a un plan
No conocíamos ni la humildad
ni la caridad, ni la abnegación
ni la dulzura
Eramos serios y semifabulosos
y adorábamos a nuestras parejas.
Diego Maquieria.
lunes, 10 de agosto de 2009
Arts Vitae.
Publicado por Las pulgas del circo en 18:56
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