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sábado, 30 de agosto de 2008

La sorpresa

Cuentan que un enamorado, se oculta tras un árbol con el objeto de sorprender a la protagonista de sus delirios más tiernos en la parada del bus. Su arsenal era más bien simple
y constaba de dos cosas. Primero una carta en el bolsillo y segundo una disyuntiva que el suponía se respondería a su favor, “Tus labios o la vida” dicen que así pretendía increparla, por supuesto que dicha disyuntiva estaba cargada de melodrama, el era incapaz de tocarla con otra cosa que no fuera cariño o pasión dependiendo del día y la hora.
Ella bajó de la micro tan linda y perdida como siempre y él nervioso va tras ella la abraza por detrás, le tapa los ojos con la mano y era el momento para soltarle aquella frase, pero aquí esta historia de amor da un vuelco hacia lo peor de la tragedia griega.
Resulta que justo antes de hablarle, mientras la abrazaba, un misterioso designio del destino
hizo que de alguna forma él cayera sobre ella quien se asusta y grita y la gente que anda tan asustada hoy en día, vio la oportunidad de llevar a cabo un ajusticiamiento ciudadano contra este presunto violador, secuestrados, sicópata o valla a saber uno.

Y entonces ese tipo común con cara de mal día va y lo golpea con un puño que le cubrió a nuestro pobre héroe desde la ceja al mentón.
¿Qué mejor incentivo para una multitud, que una presa herida?
La masa envalentonada golpeaba con rabia, a este supuesto antisocial o pololo maltratador que soportaba heroicamente los zapatos en la cara, los puños al riñón y las costillas, mientras su amada grita y pide que lo dejen. “No sea sometida mijita” le dice un de los justicieros, pero ella insiste hasta que alguien la toma entre los brazos para que no interviniera en este autentico acto de justicia ciudadana.

Cuentan que pronto llego la policía con toda su diplomacia a aclarar la situación.
“¿Que estabay haciendo?” le pregunto aquel abnegado defensor de la seguridad
a nuestro héroe, quien a estas altura sólo veía por el ojo izquierdo “Nada” contesto,
“sí, conchetumare” responde entonces este servidor público y le palpa estomago, hígado y pulmón con un toque de luma.
Solo entonces la enamorada de este mártir de las cursilerías interviene con los ojos hinchados de tanto llorar y le da la sencilla explicación que consto de “él es mi pololo y hoy estamos de aniversario” y que con un gran esfuerzo intelectual el policía logro comprender, justo en el momento en que los otrora justicieros comenzaron a desaparecer uno a uno con cara de que no quiere la cosa.

Con un pedazo de bistec en el ojo y fumando un cigarrillo nuestro enamorado dijo: “Bueno no salió tal como pensaba pero ¿Te gusto la sorpresa?”

2 comentarios:

retropolifonica dijo...

wuajajjajajajajjajajajajajajja
me rei!!!!


enxula tu blogs!!!!!

Anónimo dijo...

ohhhhh que triste!!!!!
eso es tener mal suerte...
se asimila un poko a nuestra super sorpresa de cumple,
ya besos!!!

nos vemos en la u!
PiLaRciTa!!!