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sábado, 27 de diciembre de 2008

El arrepentimiento y otros picadillos.

Cuando uno esta frente a esas decisiones que determinan la realización de una acción, la cual al mismo tiempo que es atractiva es muy susceptible a la condena social y peor aún, a la auto condena, ante la realización de esta aparece lo que llamamos "el arrepentimiento".

Estas decisiones, además tienen la particularidad de darte mucho margen para eludirla, pero no olvidemos que en la esquina contraria a la sanción social esta algo que puede resultar profundamente atractivo. Y si se tiende a la esquina-digamos- pecaminosa luego el arrepentimiento, producto de las oportunidades que rechazaste para zafarte, es peor y la sensación de estupidez..aún mayor.

Aunque yo creo que, si la acción final y sus consecuencias sólo competen a uno mismo, el arrepentimiento no tiene lugar, uno debe estar orgulloso de sus decisiones y errores y aprender de ellos. Es distinto cuando haces daño a un tercero, pero esa es harina de otro costal.

Pongamos un ejemplo clásico: Un tipo con los amigos en un Bar, está comprometido con ritual de solicitud incluida, pero la dueña exclusiva (hasta ahora) de sus labios no se encuentra en este lugar. A cambio una joven, bonita, inteligente, sentada a su lado en la mesa escucha-como él- la conversación general y de pronto una frase, un hecho fortuito determina que el tipo y la joven se resten de la conversación general y comiencen a construir la suya propia, este es el comienzo.. pero aún muy precario(primera posibilidad de huir, pero no sea paranoico), puede que a él la presencia del ex de un mes de la joven lo intimide, además esa presencia extraña lo protege del acto condenable.
Pero sin darse cuenta algo en común, una frase, experiencia, un lugar( segunda posibilidad prudente), se extiende la conversación y corre el vino( yo no seguiría tomando), luego los contactos casuales se vuelven voluntarios y comienzan a tomar ritmo, vida ( necesario, vital para su fidelidad detenerse). Pero esto aún es algo oculto, debajo de la mesa, aquí por decirlo en metáfora se esta arriba del un auto, pero no está encendido, cualquiera puede subirse a un auto y jugar a que anda en él.
De pronto ella sorprende: "Si quieres el rato, dale..no tienes para que mentirme ni ofrecerme nada" ( acá es verdaderamente heroico desertar) "entonces di que vas al baño, ero al de arriba". Y el tipo espera en la puerta, sospechando y ansioso no quiere ni pensar. Todo se disipa cuando la ve a ella subiendo por la escalera.

Luego, cuando te empiezas a dar cuenta de que hace frío, de que cuando saliste de tu casa no pensaste que haría tanto frió ni que que saldrías tan tarde que te quedan sólo un par de cigarrillos.

Es recién aquí cuando este pobre tipo derrotado asume sus culpas, se le derriba el mundo y un cigarro no basta para calmarse, aquí se comienza a desenrollar el amplio margen de justificaciones, pero esa es materia para otra historia.

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